Para la Asociación de Comerciantes del Centro, el plan de peatonalización es un cúmulo de disparates que repercuten de forma directa en el descenso de sus ventas. Han padecido unas obras interminables en La Plazuela y la Plaza Cervantes, que se han alargado durante siete meses y que aún no han terminado, aunque el último plazo que les dieron desde el Ayuntamiento para ello fue el 30 de marzo. Ese día se anunciaron como acabadas pero unos días después, tras la Semana Santa, de nuevo volvieron los trabajadores para levantar zonas que ya se suponían rematadas. El principio de las obras también fue incierto para los comerciantes, ya que el 28 de agosto les comunicaron que el 1 de septiembre comenzaban. Imposible de esta forma realizar una planificación de compras y suministros. Esto se ha sumado a la dilación y a la época elegida, que según explican les ha hecho perder las ventas del invierno, la Navidad, las rebajas y la Semana Santa.

Pero el final (en parte) de las obras tampoco les ha traído alivio. Al centro solo se puede acceder ahora por una calle y el recorrido para llegar a ella es “muy complejo y en muchos casos inauditos”, afirman. Se han eliminado aparcamientos y las paradas de autobuses y de taxis que había en La Plazuela ya no existen, con lo que no es imposible llegar a la zona en transporte público. No se han creado aparcamientos alternativos en el entorno del centro y la anunciada zona azul que podría suponer una opción para dar mayor rotación a los estacionamientos, tampoco toma forma. La conclusión es fácil de imaginar, “la gente no viene al centro”, según afirma una comerciante de la zona, Myriam Castro.

El resultado de todo ello lo sufren los comerciantes en carne propia. El comercio de Myriam registra unas pérdidas que estima de unos 6.000 euros en los últimos seis meses. Muchos establecimientos han tenido que despedir a empleados, la reducción global de personal puede estar alrededor del 40 por ciento, según calculan desde la asociación. Bajo los números están los casos particulares, como el propietario de un comercio muy consolidado en La Plazuela que contaba en una asamblea con lágrimas en los ojos que ha tenido que despedir a una empleada que llevaba trabajando con él, 25 años.

Esta comerciante narra que aún aguantan como un acto de heroísmo. Trabajando más horas para cubrir los despidos o incluso recurriendo a la ayuda de familiares, pero advierte que pronto llegarán los cierres de comercios. En el horizonte se presenta una nueva amenaza. Temen que se corte al tráfico la calle Nuestra Señora del Águila para canalizar las aguas de saneamiento de la Plaza Cervantes, cuyas conducciones no están acabadas. Eso dejaría al centro completamente aislado, sin la única posibilidad de acceso que ahora tiene cerrada.

Los comerciantes no piden grandes inversiones. Según Myriam, buena parte de sus problemas se solucionaría con un bote de pintura. Bastaría para empezar con devolver el tráfico a su antigua regulación que hacía más fácil el acceso a la zona y con colocar de nuevo la parada de autobús que se ha quitado. La misma reclamación hacen los comerciantes del nuevo mercado de abastos desde que se abrió hace año y medio. Pero aún siguen sin las paradas de taxis y autobuses que les prometieron irían en la zona. Los comerciantes afirman que en el Ayuntamiento no encuentran respuesta a sus demandas a pesar de que han llegado a acudir en masa al Pleno municipal. Ahora se plantean realizar algún tipo de movilización.

Mientras la estampa del centro sigue registrando cada día una menor presencia de público, lo que merma el atractivo comercial de sus calles y hace que no lleguen tiendas tractoras o proyectos de ocio, que serían positivos para el entorno y que ahora no existen.

El Ayuntamiento por su parte afirma que las paradas de autobús y taxis se han trasladado a lugares próximos y asegura que la “regeneración integral del centro urbano” es para la ciudad “una absoluta prioridad”. Según afirman, han puesto en marcha varias iniciativas para agilizar los trámites necesarios para la creación de negocios, ya que consideran que el comercio tradicional y las pymes “son la base de la economía local y el empleo”.