La entidad benéfica ha abierto las puertas de uno de ellos para que se conozca el trabajo que aquí se hace, preservando siempre la identidad de los menores, y también para hacer una llamada de atención y una petición de ayuda con fórmulas concretas para ayudar a estos chicos.
Lo primero es desmentir mitos y prejuicios. Aquí en San Antonio, junto a la carretera de Utrera, en un espacioso chalé, viven doce menores. No es un reformatorio, ni un centro cerrado del que no puedan salir. Esta es su casa, un tanto distinta a la de la mayoría, pero que para ellos es el lugar en el que está el calor de hogar que todos necesitamos. Son una familia numerosa y bien avenida, en la que los educadores que los atienden cumplen un papel que acaba desbordando el terreno laboral para pasar a involucrarse de forma total con las personas que están a su cargo y que ven en ellos su referente.
Estos chicos no han hecho nada, no son delincuentes. Simplemente no han tenido suerte con su familia o con sus circunstancias y la administración se ha hecho cargo de ellos. Algunos mantienen el contacto con sus padres y otros no. Pero son niños y adolescentes normales con una vida normal. Van al colegio, tienen amigos, celebran aquí sus cumpleaños, juegan al fútbol en equipos (les encanta el fútbol) y participan en actividades extraescolares.
Y desgraciadamente no son los únicos. En Andalucía hay más de 2.000 menores tutelados por la Junta y en la provincia de Sevilla son unos 450. Paz y Bien sólo en Alcalá tiene otro centro de acogida inmediata en el que a cualquier hora del día pueden recibir a niños de cero a doce años en situación de urgencia, otros dos residenciales básicos como el de San Antonio y centro para menores con discapacidad.
En ellos viven, pero merecen algo mejor. Hay fórmulas mejores para que crezcan. Una es la adopción, otra el acogimiento. Se dan mucho menos de lo deseable y muchos chicos entran en el sistema y permanecen en él hasta los 18 años. Paz y Bien pone el acento en una tercera fórmula que es relativamente novedosa y que constituye una opción intermedia que requiere menos exigencia. Se trata de la figura del voluntariado. Son personas que, tras ser evaluadas, ayudan a un chico o a varios a normalizar su vida. Pueden tener el contacto que quieran con ellos, una tarde, los fines de semana o el verano. Es muy beneficioso porque como explica el coordinador del área de Infancia y Juventud de Paz y Bien, Benito Romero, esto les aporta mucho, porque les da referentes de la vida de los adultos, de cómo se organiza una casa o de fórmulas para el tiempo libre. Se crea un vínculo, una relación que puede derivar en algo más por aquello de que el roce hace el cariño y quizás evolucionar poco a poco hacia un paso tan trascendental como la adopción.
Pero hay también una figura muy beneficiosa para los niños y adolescentes, que es poco conocida y que requiere un grado de implicación menor. Se trata del voluntariado. Con la nueva ley del menor se ha abierto la posibilidad de que una persona pueda ayudar a un chico sacándolo del centro y pasando horas con él varias tardes a la semana, los fines de semana o las vacaciones de verano. Según explica el coordinador del área de Infancia y Juventud de Paz y Bien, Benito Romero, esto les aporta mucho, porque les da referentes de la vida de los adultos, de cómo se organiza una casa o de fórmulas para el tiempo libre. Todo ello con una evaluación previa de la idoneidad de la persona. Es además una vía intermedia para un futuro acogimiento o adopción, porque «el roce hace el cariño». La adopción puede ser en muchos casos una figura que genera mucha exigencia de golpe y son frecuentes casos de devolución de los niños.
Por la vía que sea, los profesionales que se dedican a esta labor, imposible sin el elemento vocacional, explican que su objetivo es lograr romper la rueda de la exclusión, que en muchas ocasiones se perpetúa entre generaciones. No es fácil y los recursos son siempre limitados. Benito Romero considera necesaria una inversión mayor de la administración con las familias y los menores antes de llegar a situaciones como la retirada de la custodia. Puede verse, explica incluso como una inversión, ya que lograr que las familias normalicen su vida, evita luego problemas que son más costosos, en recursos y en dinero de paliar.
Una historia ejemplifica que es posible romper esa rueda. Josemi llegó a su primer centro con ocho años. Hasta entonces recuerda, una vida en la calle, un mal ejemplo en casa por parte de su padre e incluso pasar hambre. Estuvo en varios centros hasta los 18 años y luego pasó a un piso tutelado que le permitió dar el paso al mundo laboral. Cuando tuvo que elegir profesión no lo dudó se convirtió en profesor y hoy da clases en un colegio de Cádiz donde las circunstancias familiares de muchos alumnos son las mismas que las que él vivió. Tenía claro que "yo no quería repetir el modelo de familia que había vivido" y, así lo ha logrado.
También lo ha conseguido un chico que forma parte de un perfil que crece en los últimos años en este tipo de centros, el de los inmigrantes. En este caso la historia va desde no saber hablar español hasta convertirse en ingeniero químico, trabajar en una prestigiosa empresa y tener su propio grupo de rap.
CELEBRACIÓN DEL DÍA UNIVERSAL DEL NIÑO
El Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, a través de las delegaciones de Servicios Sociales y Deporte, y con la Asociación Paz y Bien celebra este próximo lunes 20 de noviembre, Día Universal del Niño, una jornada por la infancia en el complejo Deportivo Distrito Sur en la que participarán entorno a 250 niños y niñas de diferentes CEIPs de la localidad y de los centros que Paz y Bien tiene en Alcalá.
Se trata de un Festival por la Infancia que desde las 9.30 a 14.00 horas contará con talleres permanentes en los que se trabajará en torno a los derechos del niño con 10 espacios concretos, uno por cada derecho a destacar, además de actividades deportivas como petanca, paracaidas, zumba y otra denominada gol a gol.
Cada uno de estos talleres expondrá un derecho y serán los propios menores los encargados de la exposición correspondiente. Así, el Consejo de la Infancia se encarga del taller relacionado con el derecho de los niños a opinar, la delegación de deportes llevará el stand del derecho de los niños a jugar, mientras que menores de Paz y Bien organizarán el resto de talleres correspondientes a otros ocho derechos de la infancia como es el derecho de los niños a la alimentación, a tener un hogar, a la salud, a la educación, a tener una familia etc.
Junto a estos espacios que conformarán un circuito por donde irán pasando y participando los alumnos de los colegios invitados, como son el CEIP Oromana, el CEIP José Ramón, Antonio Machado el CEIP Valme Coronada, entre otros, habrá también un photocall, pintacaras, un espacio para información institucional donde Paz y Bien dará a conocer los programas para menores, la tipología y servicios a la infancia y el departamento de voluntariado. Por su parte, el Ayuntamiento informará de los programa de prevención desde Servicios Sociales además de la labor del propio Consejo de la Infancia.
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