Entre la Cruz de Guía y el paso de María Auxiliadora hay toda una enciclopedia viva de amor a unas devociones fuertemente enraizadas en Alcalá. Un testimonio de amor y una demostración de orgullo por sentirse parte de una comunidad educativa y religiosa ejemplar, que recibirá el 26 de abril de 2014 (año de su centenario) el regalo y el reconocimiento de la Coronación Canónica de María Auxiliadora.

Hoy las banderas son azules y rosas. Ondean para proclamar una fe que traspasa generaciones y sigue intacta. Una fe que asoma cada día en la cartera y prende lazos en las solapas. Desfilan por la calle marineros que nunca han pisado un barco, pero que aprenden a navegar por la vida en las aulas salesianas. Y pasean princesas que hacen creer a sus padres que los cuentos de hadas existen.

Hoy los niños se hacen hombres y aprenden a ser capataces o costaleros. Y los hombres se hacen niños para volver a ilusionarse con el día que cuando eran pequeños les quitaba el sueño. Hoy no son los mayores los que enseñan nada. No sirven los títulos, ni los diplomas, porque la enseñanza la imparten pequeños catedráticos de las lecciones más importantes y más evidentes de la vida. Las que son también las que más fácilmente se olvidan.

Tal vez para los mayores será una jornada de esas en las que el tiempo nos alcanza y tal vez piensen como Montesinos que "hoy la memoria elige el camino más corto para herirme". Porque es inevitable el recuerdo del patio y las carreras; las clases y la pizarra; los maestros y los amigos; la capilla y el teatro. Es inevitable, porque es humano y porque por muchas vueltas que dé la vida la patria de un hombre es su infancia.

Pero para todo eso está aquí el bálsamo y la lección. No hay más que ser como esta legión de apretadas y bajitas filas. Basta con hacer como ellos y saber que aquí está la capitana que seguirá a su lado. Este que hoy desfila es el ejército de la patria de muchos hombres, la que tiene por bandera una franja azul y otra rosa. Y por nombre los Salesianos de María Auxiliadora.