En esta ocasión, el pregonero fue Manuel Antonio Seda Hermosín, alcalareño de pro, notario de profesión, muy vinculado a las Hermandades y buen conocedor de la realidad de la Iglesia diocesana, con cuyo Arzobispado colabora asiduamente en diversas cuestiones.
El brillante acto, tuvo lugar, como siempre, en el hermoso templo del Monasterio de Santa Clara, lugar donde radica la Sección adoradora alcalareña. La presidencia estuvo formada por: el Arcipreste de la ciudad y Cura Párroco de San Sebastián, Rafael Calderón García; el Presidente del Consejo Local de Hermandades Antonio Rivas Durán; el Presidente de la Sección alcalareña y el Vocal del Consejo Directivo de la misma, Juan Jorge García García y José López Fuentes, respectivamente; el Exaltador, Manuel Antonio Seda Hermosín, y el Presentador, José Enrique Oliver Aguilar. Como es habitual, el lugar central de la presidencia, colocada en el presbiterio del templo, quedó vacío, en señal de respeto y adoración a Jesús en el Sagrario del altar mayor, con cuya venia se desarrolló el acto.
Asistieron al mismo Hermanas de las cuatro Comunidades de religiosas de Alcalá: las Hermanas Clarisas desde el Coro; las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, de las dos casas que tienen en la ciudad, Rosalía Rendu y Residencia de Ancianos La Milagrosa; Misioneras de Acción Parroquial, y Siervas del Hogar de la Madre; representantes de diversas Hermandades y Cofradías, Agrupaciones y Asociaciones; Exaltadores anteriores; los tres alcalareños que han encarnado este año de 2019 a sus Majestades los Reyes de Oriente en la Cabalgata de la tarde del 5 de enero, invitados por la especial vinculación que tiene la Asociación de Amigos de los Reyes Magos de Alcalá de Guadaíra con la Sección de Adoración Nocturna, de la que son Adoradores Honoríficos (pues los Reyes Magos fueron los primeros en adorar a Jesús hecho carne; el mismo que ahora adoramos hecho amor en la Sagradas Especies Eucarísticas); familiares, amigos y fieles en general que llenaban el templo.
Comenzó la Exaltación con el canto “Pan vivo”, magistralmente entonado por la Comunidad de Hermanas Clarisas desde el coro bajo, continuando con las breves palabras de apertura del acto a cargo del Presidente de la Sección, quien, tras saludar a los asistentes, agradeció a todos su presencia, y muy especialmente al Pregonero y a su Presentador, haciendo alusión a la rapidez con que transcurre el ciclo litúrgico, pues “… hace apenas unos meses estábamos celebrando aquí mismo el Primer Vía Crucis con el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, justo el Miércoles de Ceniza…”, y finalizando con la convicción de que la Santísima Virgen Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano (cuya Sagrada Imagen fue bendecida por monseñor Santiago Gómez (Obispo auxiliar de Sevilla), también cotitular de la Sección, acompañaría a ambos, Presentador y Pregonero en su oratoria esa noche.
Tras el canto “Cerca de Ti, Señor”, el Presentador, a la sazón actual Hermano Mayor de la Amargura, e íntimo amigo del pregonero, glosó su figura, con un texto plagado de anécdotas personales, ya que ambos fueron compañeros y son amigos desde la infancia.
Tras los aplausos a su presentación, las Hermanas Clarisas entonaron “Oh Buen Jesús”, canto que dio paso a la disertación del Exaltador, Manuel Antonio Seda Hermosín, quien dividió el texto en seis partes, a saber: “El Corpus de mi infancia”, “Salutación y agradecimientos”, “El primer Jueves Santo de la Historia”, “Jesús nos llama desde el Sagrario”, “María, primer Sagrario”, y “A la Santísima Virgen María en Alcalá”. En el texto incluyó citas a varios Sumos Pontífices versando sobre la Eucaristía, así como bellos poemas, que abundaban en el tema de los apartados. Especialmente emotiva la primera parte, por la sensibilidad al exponer sus vivencias infantiles, recordando a su abuelo, y haciendo una similitud entre Alcalá y el palio que cobija la Majestad de Dios en las Procesiones Eucarísticas, asignando cada uno de sus seis varales a un monumento o paraje característico de la ciudad, y cerrando con un poema alusivo, como este de la primera parte:
“……
Avanza la comitiva
Avanza con paso quedo.
La Custodia bajo palio
Navega sobre el respeto
De cabezas agachadas,
De rodillas en el suelo.
“El Amor de los Amores”
Vienen cantando de lejos,
Entre voces que susurran
Gratitudes y recuerdos,
……”
Muy bella también la parte dedicada al primer Jueves Santo de la Historia, con datos precisos: “Fue el primer Jueves Santo de la historia. Según los cálculos más fiables, serían las seis de la tarde del día 14 de Nisán del año 3790 desde la creación del mundo, según el calendario judío; del año 784 desde la fundación de Roma, conforme al calendario romano; según nuestro calendario actual, sería la tarde del jueves 6 de abril del año 30 de la era cristiana. Fue el primer Jueves Santo de la historia”, hablando también de la Institución de la Eucaristía en la última Cena: Bendito día, aquel primer Jueves Santo de la historia, en que el Señor instituyó la Eucaristía. Bendito Jueves Santo que cada año amanece con los pasos en la penumbra de sus templos y el Monumento aguardando.
“Amanecer luminoso,
Mañana de Jueves Santo,
Mañana de sol eterno,
Sol que viene acariciando,
Las paredes encaladas
Y solerías de mármol,
De un templo en lontananza
Levantado en lo más alto,
Con una espadaña hermosa
Que cobija un campanario,
…….”
O la dedicada a María como Primer Sagrario de la Historia: “María fue el primer sagrario de la historia, el primer tabernáculo sagrado, pues en su seno llevó y gestó al Señor. María fue sagrario viviente, en perfecta comunión con Dios. Jesús, como hombre, se gesta en el seno de María. Se alimenta con su alimento; respira con su respiración; reposa con su reposo: reza con su oración. Y todo acontece en silencio, en la quietud de su vientre, no en la estridencia del ruido. El Señor manifiesta su grandeza en la sencillez y la humildad de su Madre y no en la ostentación y la vanidad, no en el estruendo, sino en la espera silenciosa y serena, pues como señaló san Vicente de Paúl “el ruido no hace bien, el bien no hace ruido”. “María es un ser eminentemente eucarístico, el primer ser verdaderamente eucarístico, pues es la primera en adorar al Señor en su realidad hecha carne y sangre, su propia carne y su propia sangre. “María ha practicado su fe eucarística antes incluso de que esta fuera instituida, por el hecho mismo de haber ofrecido su seno virginal para la encarnación del Verbo de Dios”.
Interrumpido varias veces por aplausos de la concurrencia, cerró el Pregón con otro poema dedicado a la Eucaristía, que fue premiado con una larga ovación:
“……
El gozo de Cristo vivo,
Su verdadera presencia,
Contenida en la Custodia
Que lentamente pasea,
Anunciando el Pan de Vida,
Proclamando la grandeza
De Dios en la Eucaristía,
De Cristo que nos espera.
Dios está con nosotros,
Dios está a nuestra vera,
Con los brazos extendidos
Prometiendo vida eterna,
A todo el que salga a verlo
Por la tierra alcalareña.”
Finalizó esta parte con “El gran convite”, cantado desde el coro por la Comunidad, cántico que dio paso al habitual agradecimiento de la Sección al Pregonero, que consistió, al ser ya este Adorador Honorífico, en la entrega de la Medalla de la Corporación, así como el diploma acreditativo de la concesión. La XI Exaltación se cerró con el ya clásico “Cantemos al Amor de los amores”, cantado en este caso por toda la asamblea puesta de pie, y la presidencia vuelta hacia el Sagrario.
El epílogo fue la firma del Pregonero en el Libro de Honor de la Archicofradía, en presencia de las Hermanas Clarisas, de sus familiares y miembros de la Sección adoradora, pasando después todos a inmortalizar el momento con fotografías delante de los altares de la Santísima Virgen Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, y del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz, cotitulares ambos de la misma.
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