Desde diversas localidades de la provincia han empezado a llegar departamento de Zoología de la Facultad de Biología de la Hispalense arañas procedentes de diversos puntos de la provincia para determinar si se trata de la temida reclusa parda.

Según publica ABC, dicho departamento afirma que por ahora todas las arañas analizadas con lupa o microscopio estereoscópico por el laboratorio de Entomología Aplicada de Sevilla han sido “loxosceles rufescens”, más conocida como araña de rincón, parda, violinista o ibérica. Se trata de una pariente de la americana parda reclusa, bastante menos peligrosa. No obstantes desde la Facultad de Biología no se descarta que haya arañas reclusas en Sevilla que hayan llegado introducidas por ejemplo en flores tropicales.

En cualquier caso es buena conocer la “loxosceles rufescens”, para poder advertir a las autoridades y evitar picaduras. Se trata de un insecto que no mide más de 15 milímetros. Es de color marrón y tiene un dibujo en forma de violín en la parte delantera. Es la única de su grupo científico que habita en la Península Ibérica y su veneno es menos dañino que el de las variedades americanas.

Su parecido hace que pueda ser confundida con facilidad con las arañas de de patas largas que suelen existir en las casas. La araña parda ibérica, sólo pica cuando se siente atacada, por lo que una recomendación básica en el caso de encontrarla es no cogerla.

Suelen emplear los rincones, los trasteros de las casas o la parte trasera de los muebles para ocultarse. También tiene preferencia por los cuartos de baño. En esta época, con el aumento del calor se muestran más activas, sobre todo por las noches, según explica ABC.

Puede ser que en el momento de sufrir la picadura no se detecte. Al principio puede empezar a notarse algo después un picor en la zona. A las ocho horas aparece un dolor que puede llegar a ser intenso y estar acompañado de una inflamación de la zona. Aparece enrojecimiento de la piel, que luego cambia a color morado. Si no se trata puede desembocar en la necrosis de los tejidos de la piel de la zona. La reacción es distinta en cada persona y por ello la gravedad de la picadura oscila según cada caso.